Un
ciber amigo, un ciberorgasmo y una posible realidad.
Parte
1
Tiendo
a pasar parte de mi día a día en internet por cuestiones de
trabajo, pero no nos vamos a engañar. Parte de ese tiempo es
dedicado al placer, y nunca mejor dicho.
Hace
años que conocí a alguien, un amigo íntimo, muy íntimo de hecho,
con el cual puedo pasarme horas hablando de todo, inclusive de sexo.
Traspasando las palabras a través de la pantalla y llegando ciertos
placeres hasta mi cuerpo.
¿Suena
a locura? Posiblemente lo sea.
Tenemos
planeado quedar dentro de unas semanas, cuando libre de mi trabajo y
tenga mis vacaciones, mientras tanto seguimos hablando como siempre,
y ejerciendo cierto juego sexual que nos lleva a perder la cabeza.
Pronto,
muy pronto nos veremos como dos amigos que hace tiempo no se ven,
ignorando los placeres que nos proporcionamos mutuamente a través de
la red.
Es
miércoles y hoy libro de mi trabajo, así que con ánimo de
descansar me paso el día en casa, tumbada en la cama viendo series
desde el PC. Sin embargo escucho constantemente el sonido del Skype
sonando, y aunque voy con intención de cerrarlo y pasar de internet
hoy que puedo, al ver quien es no puedo evitar sentarme y ponerme a
escribir. Era él, Israel.
Nuestra
charla empezó sobre temas de ocio, hablando de lo que tenía pensado
ver, lo que iba hacer hoy y como pasaría el día... pero poco a poco
el tema se nos fue de las manos, no sé como, pero entre broma y
broma acabamos hablando de sexo. Nuevamente carece de importancia
donde estamos, que sea algo cibernético y que pueda leerlo alguien
si dejamos la ventanilla abierta... nos da igual.
Nos
insinuábamos, nos provocábamos, y las fotos empezaron a volar. Cada
día con menos ropa, más insinuantes, más lascivas, provocativas,
más sugerentes.
Hasta
que las fotos perdieron toda tela y empezaron a ser fotos sin nada,
desnudos, tocándonos, con mensajes escritos en nuestros cuerpos
usando nuestro nick.
Me
pidió algo en lo que pensé que no cedería, pero como ya nos
habíamos visto terminé cayendo. Y apretando el botón y colocando
la Webcam accedí a que nos vieramos en movimiento.
- Quiero ver como te tocas. Abre las piernas y bajate las bragas, quiero ver como lo haces para mi.
- No. - Respondí por el miedo a lo desconocido.
Y con
los nervios en mi estómago ante la propuesta cerré conversación y
me fui, dejándole sin una sola palabra.
Pero
la obsesión me recorría, y al día siguiente no pude evitar entrar
y leerle pedirme explicaciones.
- ¿Por qué?
- ¿Qué más te da? No somos nada, sólo es un pasatiempo.
- Por aquí sí. Por aquí eres mía, por la red me perteneces, desde aquí puedo hacer que te corras y me pidas que siga, y puedo colarme en tu mente, para que sientas que soy yo quien te folla.
Mi
silencio lo decía todo, y se aprovechaba de ello. De modo que siguió
hablando.
- Puede que no hoy ni mañana, pero terminarás cediendo, terminarás abriendo las piernas frente la cámara y tocándote para mi, podré ver en primer plano como te corres.
- ¡Ja! - Me reí, intentando ocultar lo que de verdad me estaba provocando esas palabras. - Eso ya lo veremos.
- Quizás caigas hoy mismo... Siempre has sido una muñeca en mis manos, me gustaría saber como sería en la vida real.
Y por
un momento yo también lo pensé. De hecho una parte de mi lo
ansiaba. Agité la cabeza negando mis propios pensamientos y le mandé
un icono de un corazón, a modo de burla.
- Si te tuviera delante ahora mismo te arrancaría las bragas, te las metería en la boca y te ataría los tobillos a la cama. Sin dejar de mirarte te comería lentamente el coño, de abajo arriba, saboreándote, sintiendo como mueves tus caderas hasta mi boca, como intentas frotarte con mis labios... Pero no dejaría que te corrieras, por insolente conmigo, quizás te daría ese placer cuando yo me saciara de ti.
Tragué
saliva y leí, releí y volví a leer una y dos veces más,
poniéndome más cachonda y excitada con cada una de las palabras que
sin darme cuenta, creaban en mi mente la escena al completo.
Y mis
bragas empezaban a humedecerse, apreté los muslos sin darme cuenta
intentando buscar un consuelo en ello, pero lo único que me incitaba
era a frotarme más, hasta que sin darme cuenta sentí como mi mano
me acariciaba leyendo todo lo que decía.
Sin
ser consciente mi mano libre, que no estaba en el ratón ni el
teclado, empezó a acariciar mi zona íntima por encima de las
bragas, mojándome los dedos hasta con la tela, sin dejar de leerle.
- Me gustaría tanto vendarte los ojos y atarte... te follaría la boca, y haría lo que quisiera con tu cuerpo, pintándote con mi polla, viendo tu cara, mirando tu expresión y sintiendo como disfrutas.
Con
una mano y tragando saliva quise picarle un poco, intentando hacerle
ver que sus palabras no me afectaban y que no iba a ganar esta vez.
- ¿Y si no te dejo, qué?
- Pues entonces tendría que obligarte a que vieras lo que quieres y necesitas. Atada, te agarraría del pelo y te obligaria a abrir la boca, apretando tu mandíbula para hacerte tragar lo que tanto te gusta.
Mi
mano había echado las bragas a un lado, y no sabía bien que estaba
haciendo, pero la excitación me tenía al límite y mis dedos
recorrían mi sexo de arriba a abajo, impregnándose de mi humedad,
provocada por él.
Ya no
quería tener las manos en ningún otro sitio mas que mi cuerpo, así
que solté todo y mientras introducía dos dedos en mi interior, con
mi otra mano me saqué los pechos del sujetador, pellizcando un pezón
y mordiéndome el labio sin poder dejar de clavar los ojos en el
monitor.
Entraba
y salía de mi, suspiraba, gemía y suplicaba que estuviera ahí,
conmigo, dándome el placer que ansiaba por su maldita culpa. Pero no
estaba, y tenía que fingir y creer que los dedos que me estaban
recorriendo ahora el clítoris eran suyos. Mis pezones erectos me
llegaban a doler, echaba en falta unos labios que los suavizaran. Me
llevé uno a la boca simulando lo que quería, pero nada era
suficiente, me faltaba él.
Seguía
sus palabras, sus órdenes, como si él supiera a ciencia cierta que
mi ausencia de palabras era la consecuencia del placer que estaba
sintiendo.
Por el
éxtasis del momento solté mi pecho y pulsé el botón de la
videollamada. Ya no había marcha atrás, lo había hecho y había
aceptado, y en parte no me arrepentía, quería que viera el disfrute
que me estaba haciendo experimentar incluso a través de una
pantalla.
Lo
suponía, y eso me excitaba más, que le encontraría con una
erección en la mano, pero lo que no sabía era lo que me iba a poner
ver como se acariciaba despacio, mientras miraba fijamente la
pantalla, viéndome a mi tocarme y desearle.
Nos
veíamos el uno al otro, nos tocabamos nosotros mismos como si
nuestras manos estuvieran al otro lado de la pantalla, nos oíamos,
porque aquellas palabras escritas surgieron ahora con su voz.
Dominante me pedía que debía hacer, como debía tocarme, y así
seguí, hasta que me negó que continuara.
- Te correrás cuando yo te lo pida, por que ahora si que puedo verte.
- ¿Qué? - Temblaba, por que sabía que con un simple roce más, me desmayaría.
- Quiero que me lo pidas. - El seguía tocándose, me daba un espectáculo que me estaba haciendo volverme loca de deseo. - Dime lo qué quieres. Lo qué ansías y lo qué te gustaría que hiciera. Sólo así te dejaré disfrutar.
Quise
creer que era una broma pero le conocía y sabía que no. Que sus
dotes para hacerme perder los nervios eran ciertos... a la vista
estaba que el mismo día que le dije que no cedería a la Webcam,
accedí. Perdía el control sobre mi misma en sus manos, incluso a
través de un PC.
- Israel, quiero correrme imaginando que me follas tu, que son tus manos las que me tocan, que se clavan en mi mientras entras en mi interior una y otra vez, y que cuando estés apunto de correrte lo hagas sobre mi, sobre mi cuerpo, utilizándome hasta saciarte.
- ¿Ves? No era tan difíci decirlo. Ahora correte, hazlo para mi. Quiero ver como tus dedos te invaden y como con la otra mano, te tocas el centro del placer.
Y así
lo hice, sin dejar de mirarlo, mordiéndome el labio e intentando
evitar que la cabeza se me fuera hacía atrás para no apartar la
mirada. Sentí mi cuerpo tensarse, como mis dedos eran presionados
por mis espasmos vaginales y me corrí, gimiendo, aguantando el aire
y soltándolo sólo para decir su nombre junto a una petición
"Israel, quiero que me folles tú".
Quizás
eso fue lo que mas terminó gustándole, ya que segundos después vi
como se corría y sonreí mientras me miraba.
Seguro
que nuestro encuentro no iba a ser ahora tan normal como pensabamos
en un principio.
Ay el cibersexo.... Mola aunque engancha :P Buen relato, como siempre ^^
ResponderEliminarJajaja, qué poca fuerza de voluntad, pardiez jajajaja.
ResponderEliminarBuen relato, bien narrado ^^