Inocente Dulzura Parte 4
La escarcha de los vasos se deslizó
por mi mano, pero ni eso consiguió sacarme del estado de shock en el
que me encontraba en ese momento. Estaba frente a la puerta de mi
habitación con las bebidas en la mano, mirando la puerta una y otra
vez sin saber que hacer, si entrar o no, si llamar o no... no sabía
que debía hacer ahora. No había actuado bien y las consecuencias de
esto se vería más pronto que tarde.
Tenía que entrar en algún momento,
así que cogí aire y abrí la puerta. Cuando vi a Sam sentado entre
los papeles aún me quería morir. No por los papeles, sino por lo
que acababa de hacer. Tardé un rato en acercarme y casi se puede
decir que lo hice por que me llamó la atención él mismo.
- -¿Estás bien? - Se levantó y vino hacía mi.
- -Sí... toma.
- -Has tardado mucho. - dio un trago a su café.
- -Es que había mucha gente.
No quise hablar más y me fui al baño
directamente a meterme en la bañera con agua fría. Mi teléfono
sonó varias veces, avisando de un mensaje nuevo en la APP, y pasé
de mirarlo. Bastante lío tenía ya hecho y bastante mal me sentía
ya. Bajo el agua no paraba de darle vueltas a lo que pasó en ese
día, de hecho, pensaba si estaba soñando o era verdad. Cerré los
ojos y dejé que el agua me empapara, eché jabón en mi mano y me
recorrí cada rincón de mi cuerpo intentando no sólo limpiarme por
fuera, sino por dentro. Pero la conciencia es algo que con agua y
jabón no funciona. Me pasé la mano por el cuello, recordando sus
besos y la lengua, cuando bajaba con ella por mi espalda. Me enjaboné
los pechos, llegando a mi memoria cuando su boca atrapó el pezón y
juegueteó con el. Casi de inmediato se me pusieron duros.
Maldije. Seguí bajando mi mano llena
de espuma hasta mi vientre, mis muslos, la metí entre mis piernas y
no podía pensar en nada que no fuese su cabeza ahí, con su boca
dándome placer y haciéndome temblar hasta que me corrí en sus
labios.
Estaba empapada y no sólo de agua, no.
Estaba excitada sólo con recuerdos de hacía apenas un momento.
Me costó mucho no dejarme llevar y
tocarme pensando en eso. La cabeza estaba hecha un lío "sólo
sería una vez, y no tendría por que enterarse. Después de esto no
nos volveremos a ver". ¿Sería eso posible? Dicen que toda
mujer guarda un secreto inconfesable, ¿podría ser este el mio?.
Maldita Lucía que me ha arrastrado a esto, y lo peor de todo, me he
dejado arrastrar. Salí del agua y fui a vestirme. Tenía que apartar
eso de mi mente, esto no podía continuar por ese camino.
Me puse un vestigo negro, por encima de
la rodilla, sin tirantes y con un escote de seda.No llevaba sujetador
y las braguitas eran negras, de encaje, un trocito de tela
practicamente. Una gargantilla pegada al cuello del mismo color y los
zapatos de tacón que Sam había dicho la primera vez. Los negros de
aguja con un lacito anudado atrás, en el tobillo. Asi tendría
excusa para que volvieramos pronto y evitar problemas. El pelo me lo
dejé suelto.
Apenas me maquillé, para evitar que
cuando se me encendiera la cara se me viera cargada. Por que se me
encendería, estaba segura.
A las 20 estabamos abajo esperando a
que llegaran, y cuando los vi aparecer miré al suelo
automáticamente.
Salimos de allí y acabamos haciendo un
recorrido por varios locales del centro de la ciudad. "Los mas
famosos" dijo él. Supongo que eso era algo bueno para lo que
sea que estaban haciendo, no es que el trabajo de Sam me interese.
El último local fue... raro. ¿Pero
qué es ésto? Estaba todo el mundo restregándose con otros. La boca
me llegaba al suelo y la música ochentera llamaba mi atención.
¿Pero qué coño...?. Mi cara era un poema, y supongo que
humorístico viendo las caras de los que iban conmigo. Si me decían
que estaba en un rodaje a lo Dirty Dancing me lo creería, sólo que
yo no era Baby... ni tendría la suerte de serlo jamás.
Los pies me estaban matando y eso que
apenas llevaba un par de horas dando paseos. Digo apenas por que
lógicamente nos íbamos sentando y tomando algo. Se ve que este
local ochentero despertó el interés de ellos, por que nos sentamos
y empezaron a hablar mientras yo, aburrida, miraba mi móvil.
Intentaba evitar a toda costa las
miradas del señor X, que no hacía más que intentar provocarme. Que
si una insinuación por aquí, que si un roce por allá, el jiji, el
jajá, y claro, cómo no, mensajes. Mensajes que eran de todo menos
inocentes.
"Todavía me queda mucho de lo que
te dije por cumplir, aunque hoy quiero llevarme tus bragas conmigo."
Claro que si, en eso estaba pensando.
En aparecer en el hotel sin bragas y que mi novio me preguntara por
ellas, total nadie iba a darse cuenta... ¿Es que está loco este
tío? Para qué pregunto, pues claro que lo está. Le puse un icono
como respuesta.
Necesitaba ir al baño pero no me
atrevía. Sentía miedo de que me acompañara, así que le pedí a mi
novio por lo bajini que viniera él. Después de su cara de
incredulidad accedió, aunque tuve que inventarme un rollo en plan
"es que no me gusta este sitio y me dan mala espina ese grupo de
allí", por que no iba a decirle " quiero que vengas
conmigo por que si no vienes ese cliente tuyo vendrá a follarme sin
piedad".
Estaba en el baño, mi novio en la
puerta y mi móvil en el bolso vibrando. Miré sin poder evitarlo y
era él. Lo sabía. "Sientes miedo de ir sola al baño? Te
acompaño?" que graciosete estaba. Salí de allí ya mejor de lo
que entré y volvimos a la mesa. Entre copa y copa parece que nos
asentamos en este garito y no nos íbamos a ir. ¡Se supone que los
clientes eran serios!. Mandé un mensaje a Lucía y cuando me
respondió me puso muchos "jajajas" y el icono de la cara
muert de risa. Parece que mi situación le estaba resultando a ella
muy cómoda. A mi en cambio no. Estaba hecha un manojo de nervios,
bebía más de la cuenta por que no sabía que hacer y tampoco me iba
a ir y dejar a mi novio tirado. "Claro, es mejor que te quedes y
te termines tirando al otro, es mucho mejor" , me dijo mi amiga
cuando volví a mandarle un SOS.
Fui a la barra a por otro gintonic, lo
pedí y me quedé esperando mirando el móvil mientras. Cuando
aparece una mano que me lo quita y en su lugar me tira un papel en la
barra. Lo cojo, aunque antes le tiré del brazo preguntando que coño
hacía y pidiéndo mi teléfono, y muy sonriente me señaló el papel
con los ojos.
"Si quieres tu móvil tendrás que
venir a por el, y ya sabes donde".
Confiaba en que el patrón de seguridad
le aislara de toda mi privacidad. Me acerqué a la mesa donde estaba
mi chico y le comenté en el oído que me iba un rato a tomar el
aire. Me preguntó si me encontraba bien y le dije que sí, que sólo
necesitaba un poco de aire por ese ambiente tan cargado. Sin embargo
cuando vi que volvió a su tema con el otro me fui para el baño.
Estaba en la puerta, de pie y apoyado
sobre la pared con los brazos cruzados. Con un gesto de la cabeza me
indicó que le siguiera.
Fuimos hasta un cuarto donde ponía
"sólo personal autorizado", necesitaba una llave, así que
no entendía nada. "Un amigo trabaja aquí" dijo mientras
la sacaba de su bolsillo. ¡La llave, mal pensados!. Abrió y aquello
era... ¿Un despacho? Pues tenía la pinta. Mientras yo miraba todo
con atención con un nudo en el estómago escuché la llave. Cerró y
conmigo dentro.
- -¿Qué estás haciendo? - Fui hasta la puerta. - Dame mi móvil.
Me cogió del brazo, me dio la vuelta y
con la otra mano en mi cabeza me puso contra la puerta.
- -Suéltame. - No me podía mover, me tenía inmovilizada con un brazo atrás, pegado a la cintura y la mano en la cabeza presionándome. ¿Esto era una llave de esas raras?. - Esto no va a salir como quieres. Lo de esta tarde...
- Me supo a poco. - Ay dios. Y a mi...
- No tenía que haber pasado, estamos pasando los límites.
- No los estamos pasando. Simplemente no los hay. - Se pegó a mi y empezó a olerme.
- Tu olor...Siempre me pregunté como sería. Y tu pelo, te he dicho miles de veces que me encanta.
Sí, me lo había dicho. Y ese día no
sé por qué decidí dejármelo suelto.
Cesó su agarre de ambos lados y metió
una de sus manos bajo mi vestido, agarró las bragas y tiró de
ellas. Me escoció alguna parte cuando la tela se rasgó con mi piel.
Pero por alguna razón que aún no entiendo eso me excitó. Se las
guardó en el bolsillo de su pantalón vaquero y su mano indagó
entre mis piernas, acariciando los puntos que más me hacían arder,
los que mas nerviosa me ponía... era como si supiera todo de mi,
como si pudiese ver a traves de mi mente y descubrir mi mas oscuros
deseos. Muchas cosas las habíamos soltado pero otras... las estaba
descubriendo ahora mismo.
Me volvío hacía él, se quitó el
cinturón y me ató las manos, esta vez delante.Tenía el vestido
subido y mi culo estaba en contacto con la puerta metálica fría. Vi
como su boca se perdío junto a sus manos bajando la parte superior
de mi vestido, dejando mis pechos al descubierto, por no llevar
sujetador. Me mordió de una manera tierna, juguetona, pero con
prisas y muchas ansias. Sabía que no teníamos tiempo y él también
lo sabía, así que no se andó por las ramas.
Saboreó de mis pezones lo que quisó,
mordió, junto mis pechos y pasó su cara por ellos, perdiéndose en
su tamaño que tanto le gustaba. Cada segundo que pasaba yo notaba
como mi interior se calentaba más, como mis ganas por el dominaban
mi entre pierna y me evadían de esos pensamientos de moralidad. El
no parecía pensar en nada, sólo en el momento y en disfrutarlo. Su
erección encerrada en sus vaqueros presionaba mi vientre y eso me
hacía desearle aún más.
Con las manos atadas fui a su paquete,
busqué el botón y el se apartó de mis tetas para mirarme,
satisfecho con mi cambio de actitud. Observó en todo momento mis
manos desprenderle de la ropa y podía notar a escasos centímetros
de mi cara como su respiración se aceleraba casi tanto como la mía.
Y ahí estaba. Acaricié su miembro por
encima de la ropa interior, sintiendo como cada vez aumentaba su
tamaño y dureza. Disfruté con ese momento de "poder" en
el que yo le llevaba a él, en el que mis manos guiaban su deseo.
Verle así, rendido por unos segundos, en mis manos atadas me estaba
poniendo cachonda perdida.
Se la saqué y la acariciém despacio,
atrayéndola hacía a mi vientre, movimientos suaves, pausados,
lentos pero deseados. Y sin pensar y dejándome llevar me puse de
rodillas y note como su cara cambiaba su expresión.
Acerqué mi boca, clavé mis ojos en
los suyos y sin dejar de mirarle saqué la lengua y rodeé la punta
de su erección. La fui metiendo en mi boca poco a poco, mirando a
través de mis gafas la expresión de su cara. Antes de llegar a la
garganta la saqué, lamí de abajo arriba, entreteniéndome con la
punta para volver a repetir, sólo que esta vez no me ayudé de las
manos. La metí en mi boca hasta la garganta, sintiendo como me
atragantaba con ella, una y otra vez.
Sus manos en mi cabeza, metidas entre
mi pelo me sujetaban con firmeza, hasta que me di cuenta de que
empezó a acelerar y me estaba follando la boca.
Me apartó, me puso de pie y de cara
contra la pared. Agarró mis muslos y pasando primero los dedos para
comprobar como estaba, susurró en mi oído "más que lista. He
ansiado esto". Escuché el rasgido de un preservativo, y antes
de darme cuenta sentí como la punta de su miembro me presionaba la
entrada, tan apretada pero empapada. Hacía intentos por entrar en
mi, rozaba su erección por mi sexo, dándome temblores en las
piernas, volvía a mi entrada e intentaba meterla otra vez, hasta que
de tanto presionar entró.
Mi carne se abrió para él, alguien
nuevo, diferente, algo que me volvió loca en cuanto empezó a entrar
y salir de mi cada vez con más fuerza. Susurrándome cosas en el
oído, escuchando su respiración acelerada y entrecortada, y notando
su aliento en mi cuello. La música dejó de importarnos por que de
repente, sólo nos escuchabamos el uno al otro y nuestros gemidos. El
deseo, el placer, la pasión...
Me agarraba de las caderas y entraba y
salía de mi con fuerza, salvaje. "Que apretada estás, estaba
deseando abrirte... así... fuerte" y nuevamente acelaraba el
ritmo.
Me apartó de ahí y me llevó hasta el
escritorio donde me puso contra él. Sujetó mi cuello con una mano,
con la otra mi culo. "Quiero que cada vez que te folle él, te
acuerdes de mi, de esto, de mi polla entrando y saliendo de ti hasta
hacer que te corras".
Y no pude soportar más aquello y me
corrí, entre gemidos que el calló con su mano y por inercia mordí.
Él seguía en mi interior,
empotrándome una y otra vez, con más fuerza,, sentía como su
orgasmo estaba a punto de llegar y de pronto lo sentí, incluso a
través del condón noté como se corría en mi interior y me sentí
satisfecha, llena, completa.
Estabamos contra la puerta aun, con la
respiración muy acelerada, en silencio y salió de mi interior. Me
quedé así, sin saber muy bien que hacer o como reaccionar, ¡Me
daba verguenza todo esto!. Me agarró la parte de abajo del vestido y
me la bajó, tapándome el culo, momento que aprovechó para decirme
algo en el oído.
"Ya está, no te molestaré más,
he disfrutado mucho contigo, y se que tu también. Esto quedará
aquí, no nos veremos más, no hablaremos más y ¡ah! Tus bragas, me
las llevo yo. Salgamos de aquí."
Cogió otra vez su cinturón de mis
manos y yo me coloqué el vestido bien, aún un poco en shock por lo
que me dijo, no sabía como reaccionar y me quedé en silencio.
Sabiendo que aquello era el final. Lo cual no sabía si para bien o
para mal, ni el final de qué. Antes de salir me dio mi móvil.
Fin.
Uy, un fallo de seguimiento has tenido:
ResponderEliminar"Me apartó de ahí y me llevó hasta el escritorio donde me puso contra él."
"Estabamos contra la puerta aun" (por cierto, ese aún lleva tilde xD)
Cuidado con ésto, que te has columpiado con ese lapsus de escenario.
Quitando eso no me esperaba que directamente follasen en un garito, creí que acabaría yendo ella a su habitación, y también me ha sorprendido que él decidiera que ya, la ha catado y a otra cosa, quedando todavía, al menos, todo el Domingo jajaja.
Muy buen relato y muy buena saga de capítulos, me han gustado ^^