CERCA DE LOS 30 Y LA BODA DE MI MEJOR
AMIGA
Cuando pensé que todo no podía ser
mas bochornoso, se abrió la puerta y la cara de Marina era un cuadro
de Munch.
- Ostias... - La boca le llegaba al suelo.
- Marina esto no es lo que parece.
- No ya... estáis, no sé... ¿Qué hacéis?
Intenté pensar en algo pero es que
nada parecía sonar bien o lógico. Así que aparté a Pedro todo lo
posible y me percaté de que se estaba riendo. Si, encima se reía el
muy hijo puta. Bajé las escaleras detrás de Marina y rezando para
pillar una copa y pasar el mal rato. Miré el reloj cuando llegué a
la mesa, aún era temprano y como si me leyera la mente mi amiga me
negó con la cabeza.
Me resigné a quedarme un rato más
hasta que alguien empezara a irse. Me senté junto a la ventana y me
quedé fija mirando a través del cristal, salí de mi
ensimismamiento cuando una mano se posó en mi hombro.
- ¿Te aburres? - Me preguntó Héctor.
- No, sólo estaba distrayéndome con las vistas. - Sonreí más de lo necesario quizás por que él me devolvió una sonrisa demasiado informal.
Me levanté fui a la mesa de las
bebidas y me puse una coca cola sin mas, si bebía mas alcohol me
tendrían que sacar de casa de mi amiga con un cubo colgado al
cuello.
Nuevamente ese olor que me había hecho
sentir cosas que no debía momentos antes en la planta de arriba,
entró por mi nariz y cuando me di la vuelta me di de cruces con
Pedro.
- Eva...
- ¿Qué? - Aparté la vista. - Debería dejar de beber por que no te hace bien.
- Lo siento, pero lo que te he dicho es verdad.
- Dios, estás como una cuba.
- Desde hace tiempo he mirado a ver si te veía en internet por que quería saber de ti y no había manera de localizarte.
- Las maravillas del ciber espacio hacen que te puedas poner nombres falso.
- Y estas tres no soltaban prenda sobre ti, parecía que estaban coaccionadas.
- Hicieron bien. Sólo hacían caso de lo que yo les decía. Mira Pedro... cambié mi vida de aquí cuando me mudé hace 10 años. No quiero ni hablar del tema de lo que pasó años atrás. Borrón y cuenta nueva.
- Pero a mi me gustaba lo que teníamos.
- Y a mi, pero eso quedó donde quedó y como quedó. Éramos unos críos que querían vivir y disfrutar sin pensar en nada más, ahora somos adultos y a pasado mucho tiempo.
Puso su mano en mi cintura y clavó los
dedos en ella, se acercó un poco más a mi y susurró en mi oído.
- Siempre tuve ganas de estar contigo aunque fuera una vez.
- Joder, pues cualquiera lo diría con la procesión de chicas que vi pasar por tus brazos.
Marina nos interrumpió. Antes de que
se me soltase la lengua y recordara aquella vez que se lió con ella
también. Por que como he dicho antes, pasó medio instituto por sus
brazos y su boca, menos yo claro. Era esa amiga del alma que quería
tener sin perder y cualquier otra cosa podía joder nuestra amistad y
bla bla bla.
Me fui a la cocina y saqué mi móvil.
Llamé a mi chico pero no me lo cogía. Héctor apareció otra vez.
- ¿Estás bien? Se te veía un poco tensa con él. - Y le señaló con la cabeza.
- Si...- Sonreí . -el pasado siempre vuelve, como en las pelis de terror.
- ¿Un antiguo novio?
- Que va... un amigo muy especial de hace mucho tiempo y que perdimos contacto.
- ¿Y tienes novio?
- Si, bueno, tengo a alguien... llevamos unos meses.
- ¿Y por que no ha venido?
- No llevamos tanto como para traerlo a un acontecimiento así. - Y tu ¿tienes novia?
- No.
- No me lo creo...
- Enserio, no me van esas cosas de tener algo serio. - Bebió de su copa y añadió. - Entonces, ¿tengo posibilidad?
- ¿De qué?
- Ay Evita...
Se apartó de la encimera y vi entrar
por la puerta a Vanessa y a Noelia. Me dieron un abrazo muy efusivas
y casi me iban a comer con los ojos. Acababan de llegar y aún no las
había visto. Llevábamos tiempo sin vernos y las tres teníamos
muchas ganas de ese encuentro.
Lo primero que hicieron después de
ponernos al día fue criticar mis canas, decir que tenía más culo y
que Marina le había dicho que me negaba a ponerme lentillas. Después
de repetir el sermón de Marina, ambas se miraron y me volvieron a
mirar.
- Pensaba que vendrías sola. - Dijo Noe.
- Y yo pensaba que estabas con el último chico.
- Y sigo con el y he venido sola.
- ¿Y este?
- Pues el chico del blablacar y primo del novio. Ha sido casualidad, nos hemos enterado después.
- Pues que casualidad más buena, joder como está.
- Calla, que nos está mirando.
- Dirás a ti. No te quita el ojo.
- Ya está Vane con las envidias . Comentó Noelia para hacerla rabiar.
- No cambiáis ni en la boda de una amiga... - Murmuré yo.
- Aunque seguro que ella estará mas atenta a Pedro.
- No digas tonterías. Dejadme en paz las dos, no empecéis a ver cosas donde no las hay que siempre hacéis el lío.
- Con razón ha venido sola...
- He venido sola por que no quería que me dejarais en evidencia delante de mi chico, que sois dos víboras.
Y la noche pasó entre miradas hacía
Pedro y Héctor, entre risas y críticas con las chicas y entre
alcohol... mucho alcohol. Me fui a casa con Héctor, a eso de las 1,
me puse la alarma a las 7 por que tenía la peluquería temprano.
Preparé la ropa del día siguiente y me acosté. Esa noche soñé
con sexo, con interrupciones y con Marina, la cual tenía el don de
interrumpirme desde que éramos crías.
Sonó el despertador y me desperté
espeluznada, con ojeras y con un olor a ginebra que creo que venía
de mi sudor. ME daba un asco yo misma enorme. Me metí en la ducha y
bajo el agua caliente y el gel de vainilla que compraba mi madre
conseguí ser persona en 15 minutos. Me puse una blusa, los vaqueros
y y unas bailarinas y me fui para la peluquería.
Mientras esperaba mi turno y terminaban
de hacerle el moño a la que estaba delante de mi me entretuve con el
móvil. Tenía un par de mensajes de Marina, en ellos me decía que
le habían pedido mi móvil, y como no le había respondido (esta
chica es que no duerme), me mandó otro diciendo que le había dado
mi número a Pedro.
“Puta, puta puta”
Silencié el teléfono y me llegó el
turno.
Tras una hora y 15 minutos había
terminado. Me fui a casa y llamé por teléfono a Marina para
preguntar donde estaba el hotel en el que había que estar y la hora.
“Las 5 de la tarde para empezar con las fotos conmigo y luego la
misa” . Genial.
Mi vestido era precioso, de color azul
eléctrico, tirantes de seda y pedrería por la parte del pecho y el
escote. El cual dejaba entrever mucha mas carne de la que esperaba.
Los zapatos muy bonitos pero no daban la impresión de ser muy
cómodos. Metí unas bailarinas en una bolsa y las dejé preparadas
para llevarlas al hotel.
El tiempo pasaba muy rápido y cuando
quise darme cuenta estaba con el maquillaje, el cual di por
finalizado cuando me pinté los labios de un color rojo escarlata que
resaltaba con mi piel blanca. Me puse el vestido intentando no
mancharlo ni arrugarlo y por ultimo los zapatos. (el mal rato que
pasé con las medias os lo ahorro, por que si no me caí de boca y no
acabaron con mas carreras que un ministro fue puro milagro).
Terminé de arreglarme con los
complementos y a las 4 de la tarde estaba saliendo de casa y pidiendo
un taxi para ir hasta el dichoso Hotel.
Cuando llegué ya estaba allí Marina,
terminando de vestirse y más nerviosa que una colegiala en su baile
de fin de curso. A su lado, Vanessa y Noelia, intentaban ponerse de
acuerdo con el broche que iban a llevar. Vaya dos damas de honor.
Pese a lo que pueda parecer no sentía envidia alguna con ese puesto,
es mas, Marina me lo propuso y dije que no por que no lo veía
apropiado. Éramos amigas pero nuestra relación dictaba aún de ser
como con Noe y Vane.
A estas alturas se me había olvidado
ya martirizarla por haber dado mi número a Pedro, pero es que
estábamos a escasos momentos de la celebración y este día era para
ella.
Nos hicimos unas cuantas fotos, salí
en la mayoría pese a negarme un poco por que yo solía odiar esos
eventos, pero no podía decir que no, así que a regañadientes
acepté y posé como la que más. Y cuando eran las 16:50 nos bajamos
al jardín del hotel donde un pedestal muy bonito e improvisado en
pleno césped no s esperaba. Todo estaba lleno de sillas plegables
blancas, con lazos en color plata adornando la espalda de estas.
Había un camino de pétalos blancos que llevaba desde la entrada del
jardín hasta el altar, donde el cura ya estaba esperando con la
sotana y cara de soltarnos un sermón.
Nos pusimos cada uno en nuestro
asiento, las amigas teníamos la primera línea junto a la familia, y
cuando se acercó el novio, guapísimo por cierto, nos pusimos en
pie. Poco después entraba Marina y la música empezaba a sonar muy
flojita. Vane y Noe estaban ya llorando a moco tendido, yo intentaba
resistir, con mucho esfuerzo, que no se me escapara ninguna lágrima,
por que no quería trasformarme en mapache en plena ceremonia, así
que siendo muy egoísta por mi parte me centré en lo que había
pasado con Pedro el día anterior. Que hablando de Pedro ¿Dónde
estaba?¿Y Héctor?, busqué y los localicé. Pedro estaba en un par
de filas más atrás de la mía, mirando lo que supuse el móvil. Y
Héctor estaba en la fila de la familia del novio mirándome y
sonriendo. Le devolví la sonrisa y clavé mi vista en los novios.
Aún estaba la parte de las alianzas y
el si quiero, y esta misa parecía ser eterna (¿os he dicho lo poco
que me gustan las misas? En todas me salgo, pero esta vez no podía
hacerle eso a mi amiga). Noté mi móvil vibrar en mi bolso, pero no
podía cogerlo. Y otra vez, y otra más se repitió el proceso. Giré
la cabeza y vi como Pedro seguía mirando para abajo ¿Estaría
escribiéndome a mi? Pensé.
Y al fin el momento llegó y la
ceremonia terminó con un “puede besar a la novia”. Nos pusimos
en pie, aplaudimos y me acerqué a felicitar a los novios. Cuando
salíamos del jardín para ir hasta el parque de al lado donde se
harían las siguientes fotos, aproveché y miré el móvil. Y sí,
era él. Entre otras cosas me decía que lo sentía haberse puesto
así la noche anterior, que estaba muy guapa, que esperaba no haber
metido la pata y que espera no haberme molestado con sus mensajes. No
le respondí. Lo volví a guardar en el bolso.
Estuvimos dos horas haciendo fotos y
recorriendo el parque de una punta a otra haciendo fotos en todos los
recovecos, hasta que llegó la hora de ir al banquete del hotel.
Como era de esperar los amigos del
instituto teníamos una mesa aparte, y me llamó especialmente la
atención que cada mesa tenía un cartelito de una película
romántica. La nuestra fue Dirty Dancing. Jodida Marina, sabe que era
la película que más veíamos cuando éramos adolescentes, que nos
pasábamos los findes viendo la peli una y otra vez e intentando
imitar los bailes más calenturientos. Eso sí, nos faltaba nuestro
David Hasselhoff, que a día de hoy aún lo estoy buscando yo.
También estaban nuestros nombres en la
mesa, para darnos el asiento, en mi lado ponía EVA y al lado ponía
PEDRO, y ahí quise hacer su funeral junto con la boda.
Le pedí a Manu que me cambiara el
sitio, pero cuando me preguntó el por qué no quise darle una
explicación por que ¿qué le iba a decir? ¿No quiero estar al lado
de Pedro vaya que me meta mano y que es algo que en el fondo me
gustaría? Claro que no, no podía reconocerlo, así que me callé,
asentí y me puse al lado.
Tenía un agujero en el estómago, y no
sólo por el hambre, porque aunque había comido poco para dejar
cuerpo a lo que vendría esta noche, ahora de repente no me entraba
ni el vino que se estaba sirviendo en la mesa.
Bueno, eso igual si, por que agarré la
copa y me la pimplé en un segundo. Pedro me sirvió más y le dije
un gracias de manera sutil.
Intenté no hacer caso, ignorarle,
entablar conversación con las chicas que las tenía al otro lado,
pero aún así tenía un nido de mariposas en el estómago de saber
que estaba a mi lado y que casi podía olerle. Y dios cómo olía.
Usaba el mismo perfume que hacía 15 años, cuando se lo robaba a su
hermano los findes y salíamos por ahí en pandilla. Aún recuerdo
cuando también le birlaba la moto y nos pasábamos el sábado y
domingo dando paseos por la mañana por el cerro del pueblo... y
estos recuerdos y algunos otros se despertaron sólo con su perfume.
Le miré, y lo pillé mirándome y sin querer le sonreí, con la
misma inocencia que cuando tenía 14 años y puso su mano en mi
muslo, bajó hasta mi rodilla y apretó con suavidad como había
hecho tantas veces años atrás. Y un nudo en mi pecho se apretó aún
más, suspiré y ese nervio que me comía por dentro se coló mas aún
en mi interior, despertando en mi sensaciones que creía ya olvidadas
por el paso de los años y las vivencias de la vida. Agarré su mano
por debajo de la mesa, “Por favor,,,,” dije casi en un susurro,
sólo para que él lo oyera o se diera cuenta. Pero no apartó la
mano, en su lugar sacó su móvil y escribió algo, un “tenemos que
hablar, por favor”, que leí segundos después en mi móvil. Aparté
su mano y me levanté del asiento, fui hacía el baño sola y me
encerré. Quise echarme agua en la cara, la necesitaba, pero el
maquillaje no me lo permitía. Me apoyé en el lavabo “Eva...
calmate. Esto tiene que ser una coña o algún tipo de venganza por
haber desaparecido del mapa. Esto... esto no puede estar pasando de
verdad”. Pero si era verdad, tan verdad como que Pedro estaba
entrando en el baño de mujeres y se acercaba hasta a mi.
- Eva, tengo que hablar contigo.
- No, a ver Pedro, yo se que me fui sin avisar, que desaparecí y que no tenía que haberte hecho eso después de la amistad que teníamos, pero no puedes hacerme esto. Esta broma no tiene gracia.
- No es ninguna broma, Eva. He crecido, hemos crecido, hemos madurado, ahora veo las cosas de otra manera...
- Eso me suena al discurso que le soltaste a Macarena, ¿Te acuerdas de ella? Nuestra amiga del instituto, esa que besaste después de “ensayar” conmigo.
- Lo de Maca era un rollete.
- Ya, como el 90% de las tías con las que te liaste. Podía hacer un anuario con ellas, por que me las presentaste a todas, y las que no me presentaste eran amigas mías que sentían celos de mi.
- Teníamos algo muy bueno...
- Si, y me volvías loca en todos los aspectos y lo peor de todo es que tu lo sabías y te aprovechabas de mi y lo que sentía. Querías que fuera tu todo pero que yo no tuviera a nadie.
- Me tenías a mi.
- De una manera rara.
Se pegó a mi, retrocedí y sentí el
frío mármol a través de mi vestido, acercó su boca a la mía y me
besó, agarrándome por el cuello y lamiéndome los labios cada vez
que se despegaba, intentando coger aire.
- Vamos Eva...Siempre has querido esto – Susurraba en mi boca mientras bajaba su mano por mi cintura . - Y yo también desde hace tiempo.
- Estate quieto, por favor... tengo novio y tu novia, y una hija.
Se apartó, abrió una de las puertas
que daban a uno de los retretes y indicó que lo siguiera... y yo
sólo acepté sin más y fui tras él. Cerró, echó el pestillo y me
apoyó contra la pared, notando el frío en mi espalda. Se pegó a
mi, podía notar su excitación crecer bajo el pantalón y sus manos
se perdían por debajo de mi vestido, el cual subía con
desesperación mientras yo me agarraba a su cuello con una mano y con
la otra intentaba colarla bajo la camisa. Le volví a apartar. “esto
no está bien”, pero sin dejar de mirarme se agachó, agarró mis
medias y las desgarró, dejándolas hechas añicos. “Dios, no...”.
En esa posición acercó su cara a mis muslos y sin dejar de mirarme
rozó sus labios por mi piel, haciendo que me estremeciera, que me
tensara por dentro y por fuera, que agarrara su cabeza y que
suplicara en mi interior que no se detuviera pese a lo que dijera mi
boca. Me mordía suavemente, rozándome con los dientes y subiendo
las manos por mis piernas, volviéndome loca.
Me agarró los muslos, los separó un
poco más y hundió su boca en mis bragas, donde mordía despacio
haciendo que me costara sostenerme en esa posición y temblando sobre
mis tacones. Echó la tela a un lado y pasó la lengua muy despacio.
Era una tortura asombrosa que no me permitía más que morderme los
labios intentando ahogar mis quejidos y agarrar su cabeza hundiéndola
más en mi.
Creó un lento vaivén de movimientos
con su boca en mi entrepierna, saboreando muy despacio lo que
escondía, Creo que a día de hoy aún tengo sus dedos clavados en mi
piel. Se apartó, dejándome con ganas de más y subió hasta mi
cuello, donde besó, lamió y mordisqueó mientras bajaba la
cremallera de atrás del vestido con cierta habilidad y me desprendía
del vestido, cayendo a mis pies y quedando sólo en braguitas delante
de él. Agarró mis pechos con las dos manos y puso su cara sobre
ellos, masajeando, presionando contra su boca y rozándome con la
barba, haciéndome cosquillas.
Yo intentaba desnudarle pero no me lo
permitía, me apartaba las manos y se incorporaba para susurrar en mi
oído “permíteme disfrutar de ti, aunque sea un momento”. Creo
que puse los ojos en blanco de la misma excitación del momento, y
que una parte de mi deseaba oír eso desde hacía mucho tiempo, así
que me dejé hacer. Se desnudó un poco él mismo.
Pero se nos iba de las manos y no podía
olvidar donde estábamos, así que le indiqué fuera más despacio
“por favor, cuidado con el pelo, que sólo falta que vaya como una
leona a la vuelta a la mesa”. Sonrió “siempre tu” y me volvió
a besar mientras se desabrochaba el pantalón y se pegaba más a mi.
Jugaba con mis pechos, pellizcaba mis
pezones, los lamía, mordía, rozaba con los dientes y yo me quería
morir en ese mismo momento del placer que me estaba dando. Se me
escapaban gemidos que tapaba con su mano, presionando sobre mi boca e
impregnándose de mi pintalabios. Todo era un revuelto de medias
rotas, ropa por el suelo, carmín impregnado en todos lados... podía
notar como las horquillas del moño se me soltaban por algún lado.
Todo me indicaba que eso no estaba bien, que no era correcto y que no
era ni el lugar ni el momento. Pero la parte irracional de mi y
lasciva no podía dejar pasar el momento y necesitaba vivir esa
experiencia.
Me cogió la mano y la llevó hasta su
miembro, “tocala, quiero metértela entera”. Y yo quería que lo
hiciera, lo cual notó al ver mi cara deseosa por recibirla.
Me dio la vuelta, me puso la cara
contra la pared y sentí como rasgaba algo de plástico. “Desde que
te vi ayer no he parado de pensar en este momento”.
La coló entre mis piernas, me rozó
con ella , puso la punta en mi entrada y presionó lentamente para
entrar en mi, primero despacio, entrando poco a poco y
saliendo,abriéndome para él, después más rápido moviéndose en
mi interior. Agarrando mi culo se movía una y otra vez siendo cada
embestida más profunda que la anterior y acelerando nuestra
respiración.
Estaba tan metida en el momento que no
me percaté de que se había oído la puerta, pero él sí. Me tapó
la boca y aceleró el movimiento. Me tensé, a este paso iba a
correrme. Las piernas me temblaban, apenas podía sostenerme sobre
los tacones , empezaba a sentir pequeñas convulsiones... Le mordí
dejándome llevar y le clavé las uñas en el brazo y me corrí con
él dentro de mi.
“Por favor, callate. Quiero quitar la
mano de tu boca y agarrarte la cintura para follarte bien fuerte,
todo lo fuerte que se me permite el momento, pero creo que hay
alguien ahí fuera, así que intenta no hacer ruido.” asentí con
la cabeza, me llevé la mano a boca y con la otra sobre la pared, él
me agarró la cintura y me empezó a embestir tan rápido y profundo
que creí que me iba a romper, hasta que noté como su cuerpo se
tensaba, como se apretaba más contra mi, y como sus dedos se hundían
en mi carne para correrse en mi interior.
Tras un leve gruñido en mi cuello y mi
oído, oí su respiración acelerada y entrecortada y como poco a
poco salía de mi para quitarse el condón, tirarlo a la papelera y
ayudarme a vestirme.
Cuando sentimos la puerta salimos los
dos del baño, y la sorpresa fue mayúscula cuando vi a Vanessa y
Noelia en la puerta. Riéndose las dos y mirándose mutuamente,
mientras una de ellas extendía la mano y le decía a la otra “¿Lo
ves? Te dije que los había visto juntos, me debes 50€”.
Pedro se puso bien la corbata, y
susurró cerca de mi un “me gustaría haber podido usar esto
contigo” antes de irse. Creo que mis amigas también lo oyeron por
que su cara de sorpresa no tenía límites.
Cuando nos quedamos solas en el baño
Noelia me tendió un paquete de toallitas. “limpiate por que mira
que cara te has puesto, so guarra”.
Continuará en la parte 3.
¿Has confundido a Patrick Swayze con David Hasselhoff? Jajajajajajajajajajajajajajaa
ResponderEliminarMenuda pillada les hace jajaja.
No me acaba de agradar la historia, pero desde luego escrita está de lujo, muy tórrida.
A ver ahora cómo se comporta el cabrón (lo siento pero le tengo muucha ojeriza al Pedro) y a ver qué cartas usa Héctor, que aún está por ahí en la boda xD