Estábamos
a solas. Y yo no sabía muy bien que decir así que me quité la ropa
y, sintiendo, como el calor me recorría la cara me acerqué a la
piscina.
- - Espera, voy a cerrar las puertas para que no venga nadie.
Tenía
un nudo en el pecho, en la garganta y un burullo saltando en mi
estómago. Estas situaciones conseguían ponerme muy tensa y
nerviosa.
Escuché
de fondo la puerta metálica cerrarse y unos pasos venir hasta a mi.
Se quitó el silbato del cuello, las chanclas y se fue hasta la
piscina.
Se
tiró de cabeza. (pero luego dice que está prohibido... já).
- - Vamos. - Me incitó con las manos desde la parte media de la piscina donde yo ahí ya no haría pies mas que de puntillas. - Tírate.
- - ¿Qué? - Pregunté atónita. - No... no...
- - No te va a pasar nada, estoy yo aquí.
- - No te conozco lo suficiente para confiar en ti, permite que te lo diga.
- - Pero ¿confías en mi título o eso tampoco? - Sonreía como si tuviera una percha en la boca. - ¡Vamos!
- - No se ni tu nombre... como me vas a pedir que me lance al agua por que tu lo digas.
- - Me llamo Adrián. Y tu sé que eres Cati, que se lo escuché a tus amigas.- Asentó con la cabeza y volvió a abrir los brazos. - ¿Te puedes tirar ahora?
- - No, que no hago pie.
- - Por eso es mejor que te tires aquí.
- - Me voy a desnucar.
- - ¿Qué? - Y empezó a reírse... se divertía conmigo desde luego. - No te va a pasar nada si saltas lejos del borde.
- - Es que no sé.
- - Coge un poco de carrerilla y salta.
- - No...
- - Bueno, vayamos por partes.
Salió
de la piscina y yo quería meterme bajo el agua. No podía dejar de
mirar como las gotas caían por su cuerpo y como estaba de empapado.
(Cati, acaba de salir de una piscina, si no goteara es que habría un
problema por ser piel antiadherente).
- Vamos, entra en la piscina como lo haces siempre.
Me
fui hasta la escalerilla, bajé las escaleras metálicas y me quedé
de pie esperando sus indicaciones.
- Ve hasta la parte media.
- No, sola no puedo.
Se
metió el y cuando estaba pegado a mi sentí el contacto con su piel
bajo el agua. Carraspeé.
- - Venga, nada hasta allí.
Me
coloqué en posición y empecé a mover brazos y piernas para ir
hasta la parte media donde tanto miedo me daba sola. Me agarró por
la cintura.
- - Estoy aquí.
- - Sé nadar... - Dije empezando a dudarlo. - no necesito que me cojas.
- - Quiero que confíes en mi. - Susurró muy cerca de mi cara.
Comencé
a ir hasta donde me había dicho y todo iba genial, hasta que empecé
a notar que el me iba soltando y temía que me dejase sola en mitad
de la piscina donde casi no hacía pie. Siempre me pasaba que al
ponerme nerviosa era como si mi cerebro se reseteara y todas mis
habilidades en el agua desaparecieran.
- - No me sueltes.
- - Confía en mi y en ti, puedes hacerlo. - Él seguía haciendo pie y avanzó un poco más hasta la parte donde ya no hacía pie alguno y tenía que nadar si no quería hundirme. - Sígueme, estoy seguro que puedes.
- - No puedo.
- - Sí puedes. - Vino hasta a mi y me cogió en brazos. - Voy a soltarte pegada a mi, no te pasará nada porque yo estoy aquí y no permitiría que te ocurriera nada.
Podía
sentir su cuerpo pegado al mio, como yo, estática como una niña
pequeña e indefensa, no me atrevía a moverme, y como su aliento
rozaba mi cara al estar tan cerca.
- - Nada Cati, nada. - Me soltó y se apartó un poco para dejarme espacio.
Todo
iba bien, pese a mi miedo que me tenía el corazón acelerado, hasta
que me dijo el siguiente paso.
- - Muy bien, lo estás haciendo muy bien. - Se zambulló en el agua y desapareció unos segundos. Segundos que aprovechó para bucear y llegar hasta a mi, sacando la cabeza rozándome los pechos. - Ahora vamos a por lo de antes. Tienes que tirarte, sólo así perderás el miedo.
- - No, no puedo.
- - sí que puedes. Lo haré contigo.
Salimos
de la piscina y nos pusimos mas atrás del borde, me dio la mano.
- - Sígueme, muévete conmigo. - No sé por qué pero con esas palabras me vino a la cabeza otras cosas y otro tipo de movimiento. - ¿Cati?
- - Perdona es que me aterra.
- - Que tu cuerpo siga al mío, verás que fácil, salta cuando yo, y caeremos juntos.
Todo
esto tenía una epicidad digna del Titanic, pero yo vivía en el
mundo real y no estaba dispuesta a desnucarme con un tío que acababa
de conocer sólo porque su vena de socorrista le presionara para
salvarme de mi miedo.
- No, no no. No quiero. - Agarró mi mano y una descarga eléctrica me recorrió de arriba abajo, haciendo que el contacto de mi cuerpo con su tacto y el agua fría me pusiera los pezones duros.
- - No va a pasar nada que no quieras. - Y parecía una promesa de algo ajeno a lo que estábamos haciendo. - Una vez y dejaré de insistir.
Accedí.
Porque ya no sabía ni que cojones estaba haciendo yo allí y estaba
perdiendo la cabeza con la situación tan surrealista.
Nos
pusimos separados del borde, el empezó a coger impulso y yo hice lo
mismo, llegamos al borde y saltamos a la vez impulsándonos para caer
lejos del filo. Cerré los ojos en el salto y sentí como me
zambullía en el agua y llegaba al final para que mi cuerpo después
saliera a flote con un impulso en el suelo.
Me
puse nerviosa cuando sentí que se soltaba de mi mano y no supe que
hacer entonces. Pegué manotazos, abrí los ojos y empecé a nadar
buscando la superficie. Cuando salí él estaba mirándome, me cogió
en brazos y me pegó a él.
- ¿Ves? - Agarró mi cintura levantándome un poco. - Lo has hecho muy bien y no ha pasado nada.
- - Quiero salir. - Logré decir cuando cogí aire presa del pánico.
- - Vale. Pero te dejaré sola y tendrás que ir tu misma hasta la escalera.
- - No por favor. - Supliqué atemorizándome sólo de pensar que me iba a quedar sola en el agua en un sitio donde no hago pie.
- - Si quieres que me quede tendrás que hacer lo que yo te pida.
- - ¿Qué? - La cosa se estaba poniendo tensa ya y yo me quería salir del agua.
- - Cierra los ojos.
- - ¿Estás loco?
- - Confía en mi, hasta ahora no he hecho nada de lo que te arrepientas, ¿no?
- - Esta bien... - Cerré los ojos.
- - Cierra los ojos y nada con los ojos cerrados hacía adelante, cuando toques el borde los abres.
Hice
caso confiando en que él estaba a mi lado, y avancé con los ojos
cerrados hasta el borde más próximo de la piscina. Cuando llegué
los abrí y no lo veía.
- Adrián... esto no tiene gracia. - Miraba intentando buscarle pero claro, sin mis gafas no veía nada bien. - Empiezo a asustarme y a ponerme nerviosa.
Hasta
que descubrí que estaba debajo de mi, zambullido en el agua, y salió
rozando mis pechos con su cabeza y pasando su cara por ellos, pegando
su cuerpo más a mi y agarrando mi cintura.
- - Estoy aquí.
- - Ya te veo ya.
- - ¿Ves como puedes confiar en mi?
- - Sí... - Tragué saliva. Tenerlo tan cerca me estaba poniendo mala.
- - Y podrías descubrir varias cosas que seguro te gustarían... si es que me dejas ayudarte a perder el miedo.
- - ¿ah sí?
- - Sí... - Pegó su cuerpo al mio más aun clavando sus manos en mi culo. - Todo es cuestión de confianza y valentía.
- - ¿Qué... qué haces?- entre abrí la boca dejando escapar mi respiración entrecortada. - nos puede ver alguien.
- - Sólo yo tengo la llave...
- - Pero es que... - Agarró mi mano y la llevo hasta su entrepierna donde la colocó sobre su erección. - Adrián, por favor...
- - No soy tonto... se muy bien que te gusto y que has estado toda la tarde cuchicheando con tus amigas y observándome. Lo sé por que yo también te he observado a ti.
No
supe que decir, me limité a mirarle a los ojos y al fondo de la
piscina. Me cogió de la cintura y me guió por el agua hasta el
borde donde yo hacía pie. Me cogió a pulso y me levantó,
sentándome en el filo y abriendo mis piernas, para colocar su cuerpo
en medio.
Con
su cara a la altura de mi vientre acercó sus labios hasta el y sacó
la lengua, lamiendo las gotas de agua que se caían por mi piel.
Agarró las bragas del bikini por la cinturilla lateral y las desató,
quitándomelas en el momento. Sujeté su cabeza intentando evitar que
se acercara.
- - Ya te dije que conmigo las sorpresas te gustarían.
- - En el agua no...
- - Shhhh, cállate.
Agarró
mis muslos con las manos y acercó su boca hasta mi vientre, bajó
con su lengua jugando con mi ombligo y recorriendo cada recoveco para
parar en la intimidad de mi entrepierna. Pasó la nariz, pasó los
labios, hundió su boca y deslizó la lengua por la parte mas
sensible de mi cuerpo, haciéndome respirar agitada, contraerme por
la necesidad de sentir más, por la avaricia de querer que me diera
todo de golpe.
Se
apartó, pasó sus dedos por donde antes había estado su boca y me
introdujo dos dedos con dificultad. Volvió a poner su boca y
mientras me comía sin descanso jugaba con sus dedos entrando y
saliendo de mi.
Volví
a agarrar su cabeza, aunque esta vez era para pegarlo más a mi y no
dejarle retirarse. Ansiaba correrme, dejarme llevar y disfrutar con
lo que me estaba haciendo, pero cuando unos minutos después sentía
que iba a hacerlo par´en seco, me agarró de la cintura y me puso de
pie en el agua donde me quitó la parte de arriba del bikini, dejando
mis pechos al descubierto y pegados a él.
Se
quitó el bañador y se quedó con todo al descubierto. Aproveché la
ocasión para agarrar su erección con mi mano y empezar a
masturbarle bajo el agua.
Con
una mano intentaba juntar, sin mucho éxito, mis tetas, que acercaba
a su cara y besaba, mordía, pellizcaba... con su otra mano perdía
sus dedos en mi interior y acariciándome en pequeños círculos
hasta hacerme estremecer.
Abrí
más las piernas y acerqué su miembro hasta mi sexo, lo rocé por el
y jugueteé un rato masturbándolo con mi mano y mi coño. Me clavó
la mano en el culo para pegarme tanto a él como fuera posible.
Cuando
pensó que no podía seguir asó me la quitó de la mano, la agarró
con la suya y abrió mis piernas con una de las suyas, para ponerse
en medio y buscar mi entrada. Me penetró con brusquedad, casi con
desesperación, como si ansiara perderse dentro de mi, y un dolor
placentero mezclado con la sensación que producía hacerlo dentro
del agua me estaba llevando al límite poco a poco de una manera
rápida y excitante.
Agarré
su cintura con mis piernas y se movía dentro de ellas entrando y
saliendo de mi con fuerza, ganas...
Apoyada
en la pared de la piscina sentía el vaivén del agua y su
estimulación en mi cuerpo, en la parte más íntima de mi ser.
Con
cada embestida me elevaba mas, con mis manos agarraba su cuello y
acariciaba su pelo, sentía su barba en mi cuello y sus dientes
clavarse en mi, su respiración agitada en mi oído, sus gemidos que
intentaba callar mordiéndose los labios... aceleraba más el ritmo
hasta que con la fricción me estimuló y me corrí sintiendo como
entraba y salía de mi.
Me
tapó la boca para callar mis quejidos y susurró entrecortado en mi
oído. “Shhh” mientras me la metía más y más fuerte hasta que
sentí como él mismo se movía más por instinto para correrse
también.
Creyendo
que lo haría dentro de mi se apartó, pegándola a mi vientre donde
se corrió, notando la diferencia de temperatura en mi cuerpo del
agua y su semen.
Se
apoyó respirando con dificultar en el borde, encima de mi, y susurró
en mi boca antes de besarme “no cabe duda que es tu primera vez en
el agua, pero es una buena manera de ir perdiendo el miedo”.
Fin
"Asentó con la cabeza" -> Asintió xD
ResponderEliminar"¿Confías ya en mí?" Y la otra le dice que sí... esto... ¿ya? ¿Ya confías en él? Joder qué confianzas, luego pasa lo que pasa en las películas de terror xDDDDD
Me ha encantado el relato, como has manejado los tempos con el tema de las zambullidas y el miedo y tal, quizás la transición de estar con eso y pasar a lo otro un poquito brusca, pero bueno, es una minipega minúscula, muy buen doble-relato ^^