Un Twittero placentero
Apenas eran las 11 de la noche cuando no sabía
que hacer. Un viernes noche tirada en mi habitación como si fuese un trapo
viejo. Una anciana precoz que estaba con los pelos como si fuese la suplente de
Bitelchus y que tenía el pijama del Rey León como si acabase de hacer la
primera comunión. Esa era yo.
Sin embargo necesitaba distraerme antes de irme
a dormir, porque resultaba muy deprimente que con mi edad me acostase un fin de
semana como si fuese una octogenaria en invierno. Así pues, me preparé un
colacao (porque soy muy mayor para tomar ya café por las noches) y me senté en
el PC a navegar un rato por ahí.
Iba a ponerme Netflix, pero sabía que iba a
estar mas de 1 hora pasando recomendaciones y géneros para acabar cerrando la
app y yéndome a dormir. O en su defecto me iba a poner a ver Friends por
centésima vez en el mes.
Recordé mi adolescencia... esas noches en el
Chat de los Simpson, donde hablabamos de todo menos de los Simpson. Ese Chat de
Yahoo con su cuaderno de bitácora. Las nubes de Evax donde estaba a salvo de
los penes y era un oasis de mujeres y conocí a una de mis mejores amigas. El
Terra...(¿ quién no conoce el Terra? Si no lo conoces no eres digno de seguir
en la red), aquellos zumbidos del MSN, aquellos iconos de la cebollita y el
zorro... aquellos gif porn.... Céntrate Sam, no puedes dejarte llevar por la
nostalgia. La red a evolucionado. Los críos que hay hoy día no entienden la
importancia de tener un cable más largo que cruzase media casa, que se viera la
cam borrosa y aún así flipar con lo que te enseñaban (mejor no decir lo que
enseñaban... so guarra), ponerse no disponible para que rabiaran sin poder
avisarte con zumbidos, que se cayera el chat y no poder hablar, que te robaran
el nick, que se hicieran pasar por ti, llenar el msn de iconos molones en
movimiento, ansiar llegar a casa para conectarte al PC y poder evadirte de todo
durante horas.... muchas horas, que dieran tu teléfono en el Terra para que te
llamasen salidos a las 4 de la madrugada... (eso igual no lo echo tan en falta,
la verdad), conocer a tíos lo bastante cachondos como para querer enseñarte el
miembro viril aunque le dijeses que eras un hombre... (vale, esto no ha
evolucionado mucho, pero antes tenía otra clase de gracia), en fin, esas cosas.
Pero ahora me tenía que conformar con leer
algo, estar en Twitter e instagram y chatear a la manera moderna, con esos
iconos tan random y sin personalidad ninguna.
Entré a Twitter y abrí algunos MD que tenía
pendientes del día anterior. Y del otro. Y del otro. Dios... voy a necesitar
una secretaria para responder a todo lo que he ignorado durante la semana.
Sin embargo fui al que siempre conseguía
distraerme más de lo normal. Frederick, que así se hacía llamar con su nick en
Twitter, tenía una costumbre un tanto peculiar hacía a mi. Le encantaba
mandarme gifs porno para ponerme cachonda y hacer que me excitara hasta
tocarme. Tenía cierto fetiche con que disfrutara a través de la pantalla.
Hacía años que nos conocíamos y como otras
tantas veces, hablabamos de sexo con mucha naturalidad, humor y morbo. Sabía
perfectamente mis inclinaciones y gustos sexuales, y que clase de escenas
conseguían ponerme húmeda y hacerme revolverme de mi sitio.
Sin embargo disfrutaba haciéndome sufrir con
eso sabiendo que no siempre podía sucumbir y acceder al calentón. Menos aún
cuando no estaba sola en casa o mi novio estaba fuera. Cosa que también le
encantaba... calentarme para que después asaltara a mi novio cuando le viera.
Comenzó con uno donde la chica, a cuatro patas,
estaba siendo sometida y penetrada lentamente.
Otro donde ella estaba sobre él, de espalda, teniendo el chico una visión total de su espalda desnuda y su culo, que se movía arriba y abajo, dejando ver como salía y entraba su polla de su interior.
Otro donde ella estaba sobre él, de espalda, teniendo el chico una visión total de su espalda desnuda y su culo, que se movía arriba y abajo, dejando ver como salía y entraba su polla de su interior.
Uno donde ella estaba de rodillas sobre la
cama, con la cara sobre el colchón y él por detrás penetrando vaginalmente
mientras le tiraba del pelo.
Otro con ella sobre él, a horcajadas, con las
manos en su pecho moviéndose arriba y abajo mientras sus pechos se movían al
son del baile que estaba haciendo sobre su miembro erecto.
Y cuando me descubrí apretando los muslos y
contrayendo mis músculos vaginales pensé que necesitaba que alguien me echase
una mano.
Le pedí que parara, pero en lugar de eso él
disfrutaba llevándome al límite de la calentura. No sólo por los gifs, que eso
de por si no me hace nada, sino la falta de sexo, mi increíble imaginación para
eso y las ganas que tenía de tocarme desde hacía unos días.
Comenzó con un gif donde la chica salía con los
ojos tapados, haciendo una mamada lenta y pausada que llegaba hasta su garganta
para... volver a empezar.
Otro donde la chica, de rodillas en el suelo y
ojos vendados, daba golpecitos con la lengua en la polla de un chico que estaba
de pie frente a ella.
El siguiente era de un chico tumbado en la
cama, con una chica sentada sobre él y las muñecas esposadas a su espalda. Él
la cogía fuerte de la cintura marcando el ritmo de penetración, mientras su
cara desvelaba el placer que sentía.
Ahora había una chica de rodillas frente a un
chico que sostenía su polla en la mano y la rozaba por su boca mientras se
corría en sus labios.
Vale. Quizás la noche había pasado de ochentera
aburrida a adolescente salida. Esa adolescente que estaba deseando quedase sola
en casa para tumbarse en la cama, abrirse de piernas, ponerse el porno y
tocarse como una loca para correrse como una posesa.
Curioso que no me hubiera dado cuenta que me
había abierto de piernas y tenía la mano izquierda sobandome una teta.
Él insistía, como tantas otras veces, en que me
tocase y se lo mostrase con fotos. Cosa que no iba hacer.
Con el labio entre mis dientes, mi mano en mis
bragas, y mirando la pantalla fijamente, sentí como un escalofrío y un impulso
se adueñaba de mi, y como tantas otras veces aparté la braguita a un lado y me
acaricié con ganas, deseando que pasase esta necesidad que me comía por dentro
porque ya no aguantaba más.
Le conocía, y sabía que el hecho de que me
estaba tocando por su culpa lo iba a encender y no quería ser la única que
pecase de salida. Así que se se lo solté, escribiendo con una mano mientras con
la otra me tocaba, alcanzando el orgasmo en cuestión de un momento.
Después seguimos hablando de varios temas que
no vienen al caso y cuando nos fuimos a dormir volvió a mandarme un gif de los
suyos.
Sábado noche. Todos tenemos un concepto de que
este día es un día de descontrol sin freno, fiesta, bebida sin límites, sexo
como conejos, acostarse tarde, preparar una quedada...
Yo estaba con mi pijama de invierno de cerezas,
porque empezaba a hacer fresco, mi colacao caliente, un libro a mi lado que no
iba a terminar nunca de leer y la 3DS jugando al Animal Crossing.
Tenía el PC encendido, siempre lo tengo, y
Twitter abierto. Estaba entusiasmada con el juego cuando escucho mi móvil, por
no moverme, miro la pantalla de Twitter
en el PC para ver que tengo un mensaje privado en el.
Lo abro y era él, Frederick. Su saludo habitual
era un gif porno, como no. Con una chica abierta de piernas y un tío con el
pantalón desabrochado y el cinturón medio caído se acercaba a ella para comerle
el coño.
Juro que intenté seguir recogiendo bayas, pero
lo único que me apetecía era sentarme en el PC y empezar a jugar con él. Apagué
la consola, cogí el vaso de la mesita de noche y me senté en el ordenador. Con
un “Hola pervertido“ lo saludé, llegando a recibir su respuesta inmediatamente.
Me citó mi último RT en el que hice un
comentario que daba a mal pensar y contestó con un nuevo gif. Una mujer abierta
de piernas, con una de ellas sobre el hombro de un tío que la estaba poniendo
fina filipina.
Y así empezamos una nueva noche de conversación
en la que llegué a ignorar hasta los mensajes de Whatsapp de mi novio durante
horas, llegando a tener que llamarme para asegurarse que seguía con vida.
Una chica abierta de piernas, expuesta, rozaba
su sexo con la erección de un tío que la apretaba los muslos, y cada dos roces
le introducía la punta para volverla a sacar y volver a empezar.
En la ducha con una pierna alzada y de pie, una
mujer está siendo penetrada con la espalda en la pared mientras el agua los
empapa.
En el siguiente una chica está en medio de las
piernas de un hombre haciendo una felación. Con la polla en la mano pasa la
lengua mientras lo mira, recorre su piel con ella hasta llegar a la punta para
envolverla y metérsela en la boca.
Apoyada contra la encimera de la cocina, con
las manos atadas a la muñeca y las piernas separadas, un tío está comiéndole el
coño desde atrás.
Vale estaba viendo suficiente material como
para que mi imaginación se disparara y como no tenía otra cosa mejor que hacer
y estaba sola pues empecé a tontear.
Tanto que opté por darle mi Skype donde
podíamos seguir hablando. Lo sé. Yo hace años que no uso eso para fines
pornográficos, pero... pero... ¡¡me sentía muy sola!! . Cuando nos agregamos
empezó a mandarme porno sin parar, pasando de los gifs a los mini videos, así
que la cosa se fue poniendo seria y caldeando cada vez más.
Sin entender porqué, le mandé una foto. Me
había quitado la parte de arriba del pijama y estaba sólo con la camiseta de
interior blanca y escotada que dejaba ver parte del sujetador azul de encaje
que llevaba.
“Más“ me pidió. E impulsada por un calentón
enorme y el morbo de la situación, le complací. Nunca había hecho eso, nunca
había enseñado fotos mías de esta manera en la red, jamás había experimentado
la sensación de placer y poder que me daba verme expuesta de una manera tan
íntima, personal, privada... “Prohibida“. Podía notar su nerviosismo y
excitación a través del monitor. Su escribiendo constante queriendo soltar algo
que volvía a borrar para volver a escribir le delataba.
Me quité el pantalón y me quedé en braguitas,
descalza y sólo con los calcetines. Me volví a sentar haciendo caso omiso al
tiempo que corría y que me iba a resfriar tan ligera de ropa.
La siguiente foto era una mía abierta de
piernas, enseñanando mis bragas blancas que estaban notablemente humedecidas,
pegándose a mi piel y marcándose mi sexo hinchado.
Recibí correspondencia. Una foto de él con un
abultado paquete bajo unos vaqueros a medio desabrochar con un cinturón abierto
que colgaba. “Anda mira, algo que seguro que te gustará“. Me conocía muy bien y
conocía mi obsesión por ciertos complementos que me pudiesen atar o amordazar,
entre ellos los cinturones. Quizás otro día os hable de las corbatas.
En la siguiente foto me había quitado el
sujetador, me había cruzado de piernas y me había tapado sólo los pezones con
la mano.
Él se había quitado la camiseta y había dejado
su pecho al descubierto. Dios... que bueno estaba... y salía agrarrándose el
paquete.
Entre medias otro gif, una chica apoyada en un escritorio
con un hombre detrás que le subía la falda y acariciaba su culo.
Mi foto ahora consistía en mi tumbada en la
cama bocabajo y sin bragas, mostrando parte de mi culo y mis tetas apoyadas
sobre el colchón.
Y aquí empezó a mandar vídeos que ya no eran
precisamente cortos.
Una mujer apoyada sobre una mesa y un hombre
desde atrás bajando el pantalón hasta las rodillas, separando un poco las
piernas de ella y acariciando su coño desde atrás por encima de la tela. Azota
y aparta las bragas a un lado para posar su boca en su entrada y empezar a
jugar con su lengua.
Y vuelta a estar sentada en la silla me puse a
acariciar mi sexo por encima de mis bragas, llevando mi dedo a la boca sin
darme cuenta, a mis pezones que acariciaba con la yema del dedo, pellizcaba,
bajaba y apretaba mi coño contra mis bragas.
Cuando vió que no recibía respuesta alguna por
mi parte pese a lo que me estaba mandando, y me envió una solicitud de cámara.
Creo que no aceptaba una solicitud de esas desde que Jesucristo fue clavado en
la cruz. Dudé un momento pero finalmente acepté sin enfocar mas arriba de mi
boca.
Me vi reflejada en la cámara tapándome los
pechos, en bragas, con el pelo asomando por mis hombros y con el pintalabios
medio corrido que aún no me había quitado de esa tarde asomando por la
pantalla. Y le vi a él, igual que en las
fotos, magreando su entrepierna mientras se enfocaba de cuello para abajo. Los
ojos se me fueron directamente a su erección que se escondía bajo una tela fina
de color oscuro.
Me indicó que viera el vídeo, donde el tío
estaba preparando a la mujer para follársela con ganas, metiendo y sacando sus
dedos de ella para después coger su miembro y llevarlo hasta su entra y
comenzar a entrar y salir mientras sus cojones chocaban con ella.
Ella gemía, apoyada con las manos intentando
sostener su peso, y él, agarraba ambas tetas desde atrás sin parar de
embestirla.
Madre del amor hermoso, la situación me estaba
poniendo mala y el morbo me estaba ahogando. Vi cómo él liberó su erección
delante de mi webcam y empezó a acariciarse, subiendo y bajando con su mano despacio,
soltándola para escribirme que quería verme la cara.
No sé por qué accedí. Incliné un poco más la
cámara y me ví ahí, como una adolescente nerviosa, tímida, excitada, con los
mofletes rojos de la verguenza y excitación, los ojos brillantes de deseo y
mordiéndome el labio sin querer, por acto reflejo.
“Tócate“ . Dijo antes de enfocar su cam para
que le viera, dejando al descubierto la barba que tantas veces había visto y
bromeado sobre ella. Y recordé la sensación de sentir una barba entre mis
muslos haciéndome cosquillas mientras comenzaba a lamer mi piel y acercarse
lentamente hasta mi sexo. Y volví apretarme el coño con una mano, hundiendo la
tela en el, completamente mojada. Solté mis pechos y recayeron con la fuerza de
la gravedad, quedando expuestos y a la vista para él, con los pezones duros y
erguidos, apuntando a la cámara.
Aparté la mirada y miré hacía abajo, notando
como el calor inindaba mi cara, como todo mi cuerpo ardía, como sentía una
mezcla de verguenza y excitación por la situación y el morbo del momento.
“Mírame, quiero que me observes mientras te
tocas“, y lentamente alcé la vista, temblorosa sin saber si iba a soportar
mantenerla durante más tiempo.
Su cara hablaba por él. Sus ojos lascivos me
observaban atentos mientras mis manos me recorrían. La suya seguía puesta en su
polla, que tocaba sin descanso pero sin prisa mientras me contemplaba tocarme.
Sin oírnos, sólo viéndonos y leyéndonos,
observabamos el uno al otro como nos dábamos placer.
El vídeo en segundo plano había terminado y
ahora recibía otro donde un hombre tumbado boca arriba tenía una mujer sentada
sobre él, pero dándole la espalda, y él agarrando su cintura la impulsaba hacía
arriba y abajo, teniendo total plenitud de como su polla entraba y salía de él.
Ella hacía muecas de placer, se apoyaba en sus piernas para alzarse y bajar, él
le tocaba el culo, la azotaba y enredaba su pelo en sus manos para tirar,
haciendo que se arqueara y abriera la boca mientras subía y bajaba montada en
su erección.
Pasaba de una pantalla a otra sin dejar de
tocarme, agarrando un pecho con mi mano y apretándolo, tirando del pezón,
echando la cabeza hacía atrás mientras gemía sin que él pudiera oírme. Sólo
pequeños quejidos salían de mi boca que intentaba reprimir mordiéndome el labio
y intentando mantener el control de mi respiración. Estaba tan tentada a meter
la mano en mis bragas...
Llevé el pezón a mi boca, saqué la lengua y la
pasé por el notando lo terso que estaba y en ese momento le miré a él, que
tenía la boca entreabierta, su pecho subía y bajaba acelerado y su mano había
comenzado a moverse con más energía. De repente mi placer se basaba en el suyo,
en que disfrutara una escena que no pudiera imaginar. Había pasado los límites
y una vez mojados los pies yo me metía hasta el fondo.
Así que abrí las piernas, eché la braguita a un
lado y dejé mi sexo expuesto para él, que se quedó completamente sorprendido y
abrió más los ojos mientras se le escapaba una sonrisa.
Enfoqué la cámara más aún, para que se me viera
con la luz que proyectaba el ordenador, y empecé a relamerme los labios,
jugando con mi lengua, guardándola y sacándola, para volverla a pasar por mis
labios. Mi mano me acariciaba los pechos, la otra frotaba mi sexo mientras uno
de mis dedos se perdía en mi, entrando y saliendo, para llevarlo a mi boca,
chuparlo mientras le miraba a él, sonreir y volverlo a llevar al interior de
mis piernas.
Me retorcía, cerraba los ojos, echaba la cabeza
hacía atrás, me arqueaba, abría la boca para dejar salir el aire reprimido con
algún sonido de placer, las piernas las sentía como si me temblaran, y entre
todo eso abría los ojos para observar a él como se tocaba para mi, disfrutando
conmigo, compartiendo mi placer mientras ambos jugábamos.
Nunca pensé que fuera tan excitante ese tipo de
juegos sexuales.
Poco a poco sentía que me acercaba al orgasmo,
mi cuerpo se tensaba, el vídeo porno había terminado y ya no tenía ninguno más
en la pantalla, sólo él y yo, tocándonos, follándonos con los ojos y las manos,
intercambiando ese momento íntimo y placentero.
Activé el audio.
Y empezó a escucharme entrecortada, oyéndole yo
también a él, respirando con dificultad como cuando estás sofocado de tanto
moverte.
Seguí el movimiento de mi mano, entrando y
saliendo de mi con uno, varios dedos, y llevándolo hasta mi zona más sensible
al tacto, para frotar con suavidad mientras poco a poco me acercaba a la cima
del placer y mi cuerpo se contraía, se tensaba y me dejaba ir en un orgasmo
mientras los débiles espasmos me hacían moverme de cintura para abajo con
varios impulsos.
El siguió, oyendo mis gemidos de placer y
observando mi cara, masturbándose para mi, hasta que un “quiero que te corras
para mi“ con mi voz que le volvía loco, lo hizo reventar mientras cerraba los
ojos y echaba la cabeza hacía atrás. Apretando con su mano libre en su pierna y
veía en directo como se corría a borbotones con nuestro juego.
Por inercia cerré la ventana de la webcam y me
eché una manta encima. Intenté asimilar lo que acababa de ocurrir y lo que me
había llevado a hacerlo, pero también me recordé lo placentero y excitante que
había sido y como lo había disfrutado.
Por supuesto aquella noche, se despidió como
era habitual. Con un gif porno.
Bien escrito y mejor narrado, ha sido como el antiguo sexo telefónico llevado a la tecnología actual jajaja.
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