Lo que la nostalgia nos sacó
Hacía tiempo desde que el Twittero placentero, alías el
chico de los gifs, y yo habíamos terminado nuestro juego y nos habíamos
distanciado. Yo ya estaba sola, no había vuelto a dar señales de vida y llevaba
una rachita de sequía importante. Tess decidió que lo mínimo que podíamos hacer
era distraernos y rememorar viejos tiempos.
Siendo de la era antigua de internet, de la profunda red,
de la época de oro, a mis 30 años ya no me sorprendía nada. Y le hice caso. No
sé si fue bueno o no, pero el caso es que me dejé llevar y arrastrar donde ella
quisiera y así fue como terminamos en el Terra.
Sí, el terra. Aquel chat donde te ponías cualquier nick
femenino y tenías mas ventanas abiertas que en un rascacielos de Nueva York.
Dónde su mayoría eran hombres haciéndose pasar por mujeres. Las risas nunca
venían mal y yo me aburría bastante.
Yo estaba pasándomelo en grande hasta que vi un nick que me
hizo recordar a dicho usuario que me mandaba gifs porno con intereses oscuros.
La mayoría de ventanas se abrían con algo soez, burdo y
sexual, haciendo que pasase de casi todos ellos y centrándome sólo en unos
pocos. Blancanieves69 era muy selectiva y entre un "cuantos enanitos buscas para hacer un 69? O cómo te gusta más
arriba o abajo? Quieres que sea yo tu único hombre en tu vida?", optó por fijarse y regodearse con aquel
"apuesto" Frederick que me recordaba peligrosamente a mi Twittero.
Tanto mi amiga, que a su vez era mi compañera de piso, como
yo, estábamos cada una con el portátil sin parar de reírnos por cada ventana
más surrealista que la anterior, hasta que yo al verle a él me callé en seco y
empecé a prestar atención. Más seria, absorbida, interesada, obsesiva, tanto
cómo él me volvía.
Me fue atrapando, poco a poco, en una charla profunda,
interesante, acalorada. No era la sala de sexo, pero la mayoría iban a eso y se
leía en sus mensajes en el chat público de lo que buscaban. Automáticamente me
metió en mi zona. No iba a esperar hablar de música, pero no me entró como la
mayoría, que les faltaba enseñarme el rabo como saludo, de hecho vi muchos
rabos aquella tarde como foto de perfil. Podría hacer un catálogo con todos
ellos.
Su "¿No te
sientes sola por los bosques?“ Me llamó peligrosamente la atención porque
me recordaba a ese humor que tanto echaba de menos.
–
¿Porqué?
¿quieres hacerme compañía?
–
Por
supuesto, el tiempo se pasa mejor en compañía.
–
Pues
me siento muy solita, y sólo tengo una amiga adicta al ordenador que me
acompaña. Y encima está en su habitación.
Para este momento, Tess se había largado ya con el
portátil, así que imagino que encontró algún chat de su agrado. Yo seguía ahí,
esperando su respuesta.
–
Seguro
que no te faltan candidatos en este chat para hacerte compañía.
– Ya...
pero ninguno termina de interesarme ni encaja con lo que busco. Veo demasiados
hachazos de leñadores.
–
¿Y
qué buscas?
–
Entretenerme.
–
¿Quieres
jugar?
–
¿A
qué?
–
A
un juego divertido.
–
¿Sobre
qué?
–
Para
eso tienes que confiar en mí.
–
Pero...
no te conozco. ¡Y mira que le pasó a Blancanieves por confiarse!
–
Igual
soy el leñador bueno del cuento – Y me puso varios iconitos de intriga.
Me lo pensé, miré su nick, miré su avatar que no se veía
nada... si fuera como los demás ya habría visto su polla en primer plano como
los anteriores. Pero.. ¿Qué podría creer de mí? No me había visto aún.
–
Podríamos
reescribir el cuento... estoy pensando cuanto tardarás en pedirme una foto mía
o que te ponga la cámara.
–
Para
nada quiero eso. Bueno sí. Pero mi intención es totalmente otra.
–
¿Cual?
- Estaba intrigada.
–
Me
gusta proporcionar placer. - Me removí en el sofá donde estaba y apreté los
muslos, sobre el cual tenía puesto el portátil. Nerviosa, sentí como el calor y
escalofríos a su vez me recorrían al leerle.
–
¿Y
en que consiste ese juego?
–
Yo
quiero que otras personas disfruten, sin deberme nada.
Tragué saliva, miré hacía la puerta de Tess que estaba
cerrada, y volví a centrar la vista en el PC mientras un sinfín de ventanas me
colapsaban la web. Pitidos alertándome de una nueva conversación abierta,
mensajes que llegaban sin parar, pero sin embargo ninguna me despertaba el más
mínimo interés, ni si quiera para abrirlas. Sólo quería hablar con él.
–
¿Qué
debo hacer yo? - Pregunté haciéndome la inocente, pero tenía más que de sobra
edad y conocimientos sobre cómo iba la red y había visto suficiente para saber
por donde iban los tiros.
–
No
te voy a pedir nada privado, ni tu móvil, tu Whatsapp o nada similar, sólo
quiero que me digas alguna app donde poder mandarte archivos que me gustaría,
enormemente, que vieras.
Creí entender por donde iba, y pensé en la posibilidad de
que me mandase cosas suyas entonces, en lugar de por el chat como hacían los
demás.
Sentía curiosidad, no lo puedo negar, una parte de mí
quería acceder, sin embargo ya descubrí una vez por donde me lleva ese camino
peligroso y me desconecté, sin más, dejándole colgado.
No lo puedo reprimir, aquella noche me dormí con una
fantasía absurda en mi cabeza, la de que aquellos momentos de diversión
regresaran. Pero por alguna extraña razón, este Frederick de Terra me había
llamado mucho más la atención que todos los que me habían abierto privados pese
a verles visto y ser algunos más que interesantes físicamente.
Quizás era el interés que mostraba, quizás su confesión, o
quizás la simple idea de querer saber que clase de juegos quería hacer conmigo.
Me estremecí, alterándome, recordando e imaginando momentos del pasado y del
presente, con uno y otro.
Sin darme cuenta me dormí.
Por suerte era sábado, y durante todo el día estuve sin
hacer nada, salvo mirar cosas en mi ordenador y jugar. Por la tarde mi amiga y
yo nos tragamos un par de películas, y durante la cena me dio la turra con
alguien que había conocido por el chat y que le había llamado la atención. Yo
no le dije nada sobre mi descubrimiento, sólo la escuché, hasta que
inconscientemente se me fue la cabeza para el mío y cuando terminamos, cogí el
portátil y me metí nuevamente con mi mismo user.
A los pocos segundos, y entre una gran variedad de
ventanas, Frederick me saludó. Me preguntó de manera formal y sobre cosas
cotidianas, hasta que llegó el momento de preguntar el porqué de mi desconexión
del día anterior.
La excusa de que el portátil se quedó sin batería dudo que
se la creyera, pero asumió esa respuesta con calma, procesando en su silencio
lo que iba a decirme después.
–
Me
llamas la atención.
–
¿Ah
, sí?
–
Sí.
Mucho. Me recuerdas a alguien.
–
Que
curioso... y tú a mí.
–
No
eres como las demás que he visto por aquí, suelen venir a hacer como que no
quieren lo que buscan y a dejarnos de salidos para arriba a los que les
hablamos.
–
Bueno,
tu tampoco pareces muy común. Si no no estaría hablando contigo.
–
¿Te
has pensado mi propuesta?
–
No
lo tengo muy claro... - Confesé.
–
No
haré nada que no quieras, pero si me das una app podrías pasarlo bien.
–
¿Qué
sacas tu de todo esto?
–
Complacerme
yo, complaciéndote a ti.
–
¿Y
no me lo puedes mandar por aquí lo que me quieras decir?
–
No
es decir, es ver. Quiero enseñarte porno.
Y la bombilla se encendió, Y entonces una parte de mí pensó
en que quizás era él. El twittero de hace tiempo.
–
¿Cómo
te llamas?
–
No
es relevante.
–
¿Tu
edad?
–
¿Importa?
–
No
me lo estás poniendo fácil.
–
De
hecho sí. Quiero enseñarte porno y que disfrutes de él.
–
¿Y
por qué crees que me gustaría?
–
Porque
de lo contrario ya me habrías bloqueado por mi proposición.
Pensativa sopese la respuesta y tenía razón. No era como
los demás, ni era mi Twittero, era otra persona ¿compartiendo intereses? Quizás
no debía, pero una parte de mí, la más oscura y curiosa, quería acceder y
comprobar esta experiencia similar en el pasado con alguien diferente.
–
¿Por
dónde quieres que hablemos?
–
Por
donde te sea más cómodo.
–
No
quiero revelar mi identidad con un desconocido.
–
Pero
si aceptar que te mande porno para que puedas disfrutar de ello.
–
Soy
rara...
–
Por
eso eres entretenida.
Miré en mi móvil cada unas de las app que tenía. Todas muy
personales para ello, así que opté por bajarme Telegram y hacerme una cuenta en
un momento sólo para él. "¿Haciéndome una cuenta para un tío que acabo de
conocer? Desde luego mucho me había llamado la atención."
–
Por
Telegram...- Y le di el user.
Al momento recibí una notificación de alguien por ahí, y me
empezó a hablar. Me preguntó varias veces si de verdad quería, y tanta
formalidad me estaba resultando extraña. Pero a su vez reconfortante de que no
era quién me recordaba. Porque de ser así ya me habría saturado la app de porno
de gratis.
Al cabo de un rato hablando me puse una foto de mi boca. No
tardó en reaccionar diciéndome que bonitos labios tenía. Y empezó la charla
íntima, a preguntarme sobre mí, y yo sin saber muy bien por qué, me sentí
cómoda con él y empecé a hablarle de ello.
–
¿Te
gusta esto?
Y me mandó un gif donde la chica, a cuatro patas sobre el
chico y a la altura de su cintura, subía por su polla mientras el semen goteaba
por su boca y el miembro, goteando, y viéndose en posición sus pechos juntos
moverse y como por su cara, disfrutaba haciendo lo que hacía con su boca.
Me quedé hipnotizada, pensando y mirando en bucle el mini
clip, imaginando y...
-
¿Te
molesta que lo haga?
-
No
Y me mandó otro.
Veía a la chica pasando su lengua de abajo arriba, dejando
chorros de saliva por la polla que lamía, mientras cerraba los ojos y se
saboreaba al llegar al final.
No me preguntó otra vez, ni espero una respuesta mía a una
pregunta ausente, me mandó uno extra.
Un chico sentado en el sofá abierto de piernas y la chica
acostada bocabajo con la minifalda por la cintura, dejando a la vista su culo,
mientras él cogía su cabeza con su pelo y la movía, subiendo y bajando mientras
le hacía una mamada hasta la garganta, follándosela despacio.
Sin darme cuenta empecé a revolverme en el sofá, a tragar
saliva mientras volvía a ver los gifs, reviviendo sensaciones ya pasadas, y
calentándome, mucho, en mi interior.
Me quedé callada, intentando aclarar y despejar mi mente,
así que pasaron unos minutos mientras ambos estábamos en línea, esperando a que
el otro hablase o dijera algo.
–
¿Qué
más quieres saber? - Dije al fin.
–
Parece
que te gusta lo que has visto, de no ser así no estaríamos hablando todavía. -
Ante mi silencio prosiguió.
Volví a recibir un gif, donde una chica abierta de piernas
y desnuda sobre la cama, tenía la cara de un tío haciéndole sexo oral mientras
ella se manoseaba las tetas con una mano y agarraba su cabeza con la otra.
Y suspire, inconsciente, porque joder... deseaba eso ahora
mismo, era como si supiera lo que me apetecía experimentar ahora.
Otro gif, sin esperar mi respuesta, de rodillas contra la
pared, con los muslos abiertos, sobre la cabeza de un chico que movía su lengua
dando toques en el coño de ella, mientras él agarraba su culo apretándole
contra su boca. Ella se balanceaba, restregándose con desesperación intentando
llegar más allá de sus labios.
Apreté los muslos, llegando incluso a rozar mis pies entre
ellos de tanto como intentaba pegarme a mi misma, con una mano en el móvil y la
otra rozando sutilmente mi entrepierna apretando contra la ropa.
Como si él me viera, vi su escribiendo, para llegarme
rápidamente su mensaje.
–
Estás
muy callada, es señal que te está gustando lo que ves... ¿Algo en concreto que
te guste admirar?
–
Todo
tiene parte de su encanto.- Escribí al poco tiempo, intentando relajarme, pensar
y tragando saliva al leerme y ver mi respuesta como una provocación sutil.
–
A
ver que te parece esto...
En el sofá, un chico sentado, y sobre el mobiliario una
chica abierta de piernas con la falda subida, las bragas a un lado y las tetas
fuera de la ropa. Él le chupaba los pechos mientras le metía dos dedos en su
interior, moviéndose con rapidez, provocándole un placer que podía leerse en su
cara.
Notaba el calor crecer entre mis muslos, casi podía decir
que empezaba a mojarme con el momento, no sabía por dónde me iba a salir, ni
tampoco terminaba de entender que ganaba él con todo esto más allá de calentar
a una desconocida.
–
Va
a sonar clásico pero... ¿Qué llevas puesto?
–
El
pijama.
–
¿Con
ropa interior o sin ella?
–
Con
ella.
–
Quítate
el sujetador, estarás más cómoda viendo esto.
No le respondí, pero lo hice, de todos modos era algo que
iba hacer antes de irme a dormir.
Me mandó otro gif, donde la chica tumbada boca arriba en el
sofá, era abierta de piernas y follada de manera salvaje.
–
¿Notas
tus pezones erizarse tras la tela? - Pareció ver a través de mi móvil. - No
sientes la necesidad de pasar las yemas de los dedos por encima de la ropa?
Como drogada lo hice, deleitándome en la dureza que se
podía notar a través del pijama. Pellizqué uno, agarré mi pecho y lo masajeé
mientras volvía a ver el gif y a leer su
mensaje.
–
O
quizás tienes más ganas de llevar tu manita al interior de tus muslos y ponerla
por encima del pijama, para notar tu propio calor a través de él.
Trague saliva nuevamente nerviosa, excitada, estaba pillando
un calentón importante, y lo mejor de todo, no nos habíamos visto ninguno, pero
eso... ¿era bueno o malo? No me terminaba de fiar de él.
El siguiente gif me puso encendida por completo.
Ambos estaban en la posición del anterior, pero esta vez
los pechos de ella al ser grandes se movían con cada embestida profunda, él
salía de ella, se pajeaba corriéndose sobre sus tetas y se la volvía a meter
mientras ella restregaba la corrida en sus pechos.
Metí mi mano dentro del pantalón, notando como las bragas
se empezaban a mojar y como me pasaba dicha humedad a los dedos. Podía sentir
los pezones duros rozándose fuerte con la camiseta del pijama, y el roce, lo
que veía, lo que estaba sintiendo... no tenía muy claro a donde me iba a llevar
esto.
El siguiente llegó más rápido, casi entrando a saco ya. Una
chica tumbada y con la corrida sobre su coño, recibía en su interior una gran
polla que la llenaba lentamente hasta el fondo, abriéndola una y otra vez
despacio, mirándola, regodeándose en su boca entre abierta y su cara de placer.
Mi silencio hablaba por mí, era todo lo que él necesitaba
para seguir su travesía. Por lo que esta vez, antes del siguiente gif, me mandó
un mensaje.
–
Creo
leer entre tu ausencia de palabras que estás disfrutando esta noche. También
creo ver que eres una especie de chica curiosa y a su vez,... ¿un poco sumisa?
Veamos...
Vi a una chica a cuatro patas, con un tío que le agarraba
del culo y sujetaba su pelo, mientras entraba y salía hasta el fondo, sacándola
para restregársela y volverla a penetrar. Azotándola mientras estiraba de su
cabello haciéndole inclinar la cabeza y ella jadeaba, gemía e incluso gritaba
de placer y gozo.
Mis dedos se clavaron en mi coño por encima de las bragas
completamente pegadas a mi piel de lo mojada que estaba. Subía y bajaba mis
dedos sintiendo como en una zona más que en otra, un escalofrío me recorría.
Me gustaba... y olvidé por completo todo lo demás, me
centré en disfrutar de la experiencia.
No sé qué me estaba alterando más. Ahora veía una chica
tumbada en la cama aferrada al colchón, mientras el se la metía desde atrás
follándosela rápido, mientras se apoyaba en la cama, inclinado hacía ella para
mayor contacto.
Definitivamente fue este último, el que me hizo resoplar,
mordiéndome el labio. Ver a una tía a cuatro patas frente un espejo mientras el
tío la agarraba de la cintura con una mano y con la otra le hacía una coleta en
el pelo para estirar, me puso que me subía por la pared.
– Mira
atenta este último... ¿te gustaría estar así? Viendo como te follan, a través
del espejo, viendo tus tetas moverse de delante hacia atrás, mientras observas
tu cara, retorciéndose del placer, hasta tal punto que la saliva gotea de tus
labios.
A este punto me había metido la mano en las bragas.
Acariciaba restregando mi humedad, notando lo ardiendo que estaba, entrando con
facilidad dos dedos de golpe en mi interior. Salí, volví a entrar, volví a
salir, me los pasé por el clítoris y los volví a introducir mientras la palma
de la mano me rozaba y echaba mi cabeza hacía atrás para disfrutar en su
apogeo.
Volvió a vibrar el móvil. Un mensaje de él con otro gif y
un mensaje al pie de este.
De rodillas al lado del espejo, tanto él como ella miraban,
viendo como sus tetas se movían por fuera del vestido, que a su vez estaba
enrollado en su cintura, mientras su polla entraba y salía, rozando su coño con
sus huevos en cada embestida profunda hasta el fondo. Esta vez le agarraba la
cabeza, no sólo el pelo, haciendo especial incapié en tener el dominio de que
ella mirase como era empalada al otro lado del espejo.
Bajo la imagen dinámica, había algo de su cosecha propia.
– Así,
viendo como entra y sale de ti, para que disfrutes de ver como te utilizan,
cómo te poseen, como te abren, como te dominan hasta llenarte entera,
obligándote a mirar sin perder detalle para que recuerdes esta escena cada vez
que te mires al espejo. Y ahora... - Dijo en otro mensaje – quiero saber si te
estás dando placer.
Había sacado mis dedos para llevarlos a la boca y lamerme,
mientras notaba como me palpitaba el coño esperando más atención. Saqué la cámara
y me eché una foto con los dos dedos en la boca y la lengua fuera y se la
mandé, sin que se viera más allá de lo antes mencionado.
Su respuesta no se hizo esperar, y lejos de lo que
esperaba, no era nada de él, si no más porno para variar, con otro mensaje al final.
Una chica tenía en su boca abierta una polla, la que
pajeaba contra su lengua mientras la corrida le invadía los labios.
–
¿Te
gustaría tener en la boca algo como esto también?
–
¿Qué
quieres conseguir con esto?
–
Que
te corras.
Abrí las piernas, apoyando los pies en la cama, y puse el
móvil en el muslo, mientras volvía a meter mi mano dentro de mis bragas, y la
otra la metía bajo mi camiseta, pellizcándome un pezón, estirando de él y
apretando mis tetas. Me volví a tocar, notando mi coño hinchado, y con unas
ganas de correrme que me estaban volviendo loca.
Sin dejar de mirar la pantalla y deleitarme en lo que me
había mandado, seguí metiéndome los dedos, sacándolos, acariciándome donde más
placer me daba y me dejé llevar, corriéndome mientras me mordisqueaba el labio
intentando reprimir el quejido de placer.
Cuando sentí mi cuerpo tensarse me encogí, estallando,
haciendo que hasta el teléfono se me cayera en el colchón y echando mi cabeza
hacía atrás hasta que sentí el placer recorriendo todo mi cuerpo, relajándome.
–
Conseguido.
–
Es
todo un honor colaborar.
–
¿Y
tú?
–
¿Quieres
que me toque?
–
¿Es
que no estás cachondo?
–
Mucho,
pero mis planes eran que te tocaras tú.
–
Pues
yo quiero devolverte el favor.
–
¿Me
vas a mandar porno?
–
O
algo mío si prefieres...
Me bajé el pijama, abrí las piernas y me eché una foto
donde se veía claramente mis bragas mojadas. Las agarré de un lado, y las moví
hacía el otro, dejando entrever parte de mi piel depilada y eché otra foto. Se
las mandé.
–
Que
interesante eres.
–
¿Porqué?
–
No
esperaba que blancanieves tuviera interés en enseñarme algo.
–
No
me has pedido nada.
–
Por
eso más aún.
–
Pero
precisamente es lo que hace que sienta ganas de hacerlo.
Y le mandé un video, subiendo mi camiseta y dejando ver
parte de mis tetas más bien tapadas. Y a continuación busqué un gif y se lo
mandé.
–
Vienen
perfectas para esto.
El gif mostraba una chica de rodillas, agarrando y subiendo
sus tetas, juntándolas, mientras el chico metía la polla entre ellas y la subía
hasta su lengua para pasar todo su capullo por ella. Lentamente, deslizándose
por sus tetas de abajo arriba una y otra vez hasta correrse en su boca abierta
y cayendo por sus pechos la corrida.
–
Ahora
estás muy callado tú. - Le mandé una foto de mis dedos entrando en mi boca. -
¿Por alguna razón?
–
Sí.
- Respondió poco después sin dejar de estar en línea. - Porque me estoy
pajeando como has pedido.
–
Quiero
verte.
–
Vaya...
el mundo al revés, eres tú quién me está pidiendo a mí. - Me mandó un vídeo
donde salía como se estaba tocando, despacio, subiendo y bajando acariciando la
punta con el pulgar para volver a repetir el movimiento una y otra vez.
No podía dejar de mirarle, orgullosa y satisfecha, excitada
y atenta, cómplice... Y le mandé una foto mía, tumbada, sacando la lengua donde
ya se veía mi cara.
–
No
tienes que mandarme fotos de tu cara si no quieres. Sólo quiero que me mires a
mí, ahora, mientras te devuelvo el favor. - Y le mandé otro gif.
Una chica en la ducha, abierta de piernas y apoyada en la
pared, mientras el agua le caía por el cuerpo y las tetas se movían levemente,
metiendo un juguete en su interior, sacándolo y rozándolo por el clítoris,
llevándolo hasta su boca, pasándolo por sus pezones, hasta rozar con su lengua,
meterlo en su boca, chupar y volvérselo a introducir
–
Mañana
cuando me duche estaré así. Pensando en tí. En esta conversación.
–
¿Qué
intentas?
–
Lo
mismo que intentabas tú. Quiero que te corras.
Y le pasé otro gif, donde salía una chica con la corrida en
su barbilla, pasándose la polla por la cara.
–
Y
terminar así estaría bien... o así. - Y le mandé un gif de una cubana, donde
una chica de rodillas apretaba sus tetas con sus brazos para sostener una polla
en medio y pajearla, mientras se corría sobre sus tetas y seguía masajeándole
con ellas, completamente pringada.
Le veía en línea pero callado, suponía que estaba
disfrutando de un momento con su mano como le había pedido.
–
Quiero
ver como te corres...dime donde más te gusta.
–
En
la carita, con la lengua fuera.
Así que me saqué una foto de mi cara como él había descrito
y se la envié.
Poco después recibí un vídeo donde él seguía tocándose,
subiendo, bajando, soltándola, volviéndola a agarrar, y acelerar el movimiento
hasta que se corrió, cayendo parte de su corrida sobre él y su mano, y
disminuyendo el ritmo sin dejar de acariciarse.
–
Ambos
hemos cumplido nuestra parte.
–
Pero
ahora tengo más curiosidad por Blancanieves.
–
Pues
ponte la película. Buenas noches.
Y me desconecté. Debo reconocer que desde aquel momento me
costaba no pensar en lo sucedido y querer recrearlo.
Fin de la primera parte.
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